Pakistán

Carta al amigo preocupado

La marcha de Igortxu suscita asombro e inquietud entre algunos de sus bien estimados allegados. El aludido pretende a través de esta carta aclarar malentendidos y ofrecer tranquilidad. Sean mis deseos comprendidos ante el reto que se me avecina. Mi corazón seguirá siendo grande en Asia meridional.
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Estimado amigo,
te agradezco que te preocupes y me llega al corazón que me tengas tanto aprecio –el sentimiento es recíproco-, pero si de verdad me consideras tu amigo, deberás aceptar mi decisión. No es una decisión tomada al tuntún, sino que ha sido fríamente meditada, sopesada y finalmente asimilada y digerida.
Para un periodista, y eso es lo que yo soy, o por lo menos para el modelo de periodista que está en mi imaginario, la oportunidad de ir a un lugar como Pakistán en este momento histórico es sencillamente irrechazable. ¿Que tiene riesgo? Desde luego. Mucho más seguro estaría quedándome en Santander. Pero para eso hubiera optado por otro tipo de vida. Lo mío es explicar cosas, historias, cambios… también desastres, frustraciones y tragedias. Y el sur de Asia es en estos momentos la región más apasionante periodísticamente, en parte por su valor geoestratégico. Si en Alemania estamos los corresponsales peleando cada semana por vender temas, en Pakistán colocas un “urgente” casi cada día.
Pero no me voy a lo loco y a la tremenda. En primer lugar, voy como el informador de una agencia de noticias muy reconocida y solvente. EFE se ha encargado de arreglarme un buen contrato, no me va a faltar un seguro médico excelente y enseguida tendré un piso en condiciones. Asimismo me facilitarán numerosos contactos, a través de los cuales podré ir superando el choque cultural de las primeras semanas. En segundo lugar, se me está terminantemente prohibido viajar a las zonas consideradas de gran peligrosidad, como es la frontera con Afganistán –donde se refugia la insurgencia taliban y terroristas de Al Qaeda- o la provincia de la Frontera del Noroeste –donde los enfrentamientos con el Ejército están a la orden del día-.
El resto del país es bastante más seguro, siempre que uno se atenga a unas normas básicas y no se las salte a la torera. No me voy a meter a realizar investigaciones en células islamistas ni mucho menos. La mayor parte de mi trabajo, de hecho, lo desarrollaré en mi oficina.
Siempre se puede tener mala suerte, eso está claro. Atentados suicidas ha habido en Islamabad y en Lahore también, lugares considerados tranquilos y suficientemente vigilados. Aunque también es cierto que en este terreno uno no está a salvo en ningún lugar del mundo hoy en día. 11S, 7J, 11M… Debo recordarte que a finales de los años 80 ETA mataba una media de 150 personas, entre las que se incluían periodistas, abogados, políticos, empresarios y no sólo policías o militares. En Pakistán a por los periodistas, por suerte, no van. No es como en Irak, donde el año pasado asesinaron a más de 50. Aquí van a por los policías, los políticos y, sobre todo, a por el Ejército. Así que otra de las cosas que debo evitar son las concentraciones masivas, por ejemplo.
No sé si te dejo más tranquilo mi buen amigo. Al menos te digo lo que hay. Sé cuidarme y sé integrarme fácilmente en mis nuevos destinos. Son mis grandes armas.
Aprecio tu preocupación pero espero que sepas aceptar esta decisión. Para mí es como un sueño hecho realidad. Y estoy ansioso por comenzar.

Un abrazo de tu amigo Igortxu

2 respuestas »

  1. Déu n’hi do, Igor! Realment Pakistan serà més agitat (a tots nivells) que Berlín, però jo crec que tampoc no m’hi podria resistir. Espero que et vagi molt bé i que no deixis d’escriure!Una abraçada

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